Pertenezco a las generaciones que nacieron en la época que Raúl Alfonsín le abrió las puertas de la democracia y de la política al pueblo argentino.

 

La época de la militancia por convicción y sentimiento. Los tiempos en los que “el viejo” estableció un antes y un después en el ideario histórico de la patria.

 

Se cumplen 5 años del comienzo de su último viaje de campaña; dejando detrás un sinfín de aciertos y equivocaciones, como un valioso legado lleno de desafíos (muchos aún por cumplir).

 

Como radicales perdimos a un gran líder y maestro, y como argentinos se nos fue un luchador, un hombre que fue capaz de enfrentar a la adversidad en momentos en que la inmensa mayoría prefería mirar para otro lado, o simplemente callaba por temor.

 

Hoy la historia lo reivindica y le otorga el mejor de los títulos honorarios: ser el padre de esta novel democracia nacida el 30 de Octubre de 1983, ya que sin duda alguna su prédica más importante fue la de sentar sus bases y para todos los tiempos.

 

Para Alfonsín democracia, que no sólo es votar, era también la libertad de opinión, era debate, reunión, era ser escuchado y tenido en cuenta, estar a favor y también poder pronunciarse en contra de algo, poder disentir y hacerlo público, porque la democracia es cosa de todos los días, es un estilo de vida. Y es aquí donde radican nuestros desafíos (o al menos de aquellos que creemos y tomamos a la política como un mecanismo de construcción colectiva). El mejor homenaje que podemos brindarle a Raúl el velar en todo momento por estas libertades, y por nuestros derechos.

 

Los 30 años de democracia nos deben permitir aprender, que con ella sola, a veces no alcanza; que también es necesario aportar cuotas de responsabilidad y compromiso, de voluntad y decisión política, de honestidad y transparencia.

 

Estoy convencido que así lograremos que muchos argentinos coman, se eduquen y se curen, en una tierra donde la corrupción deje de ser moneda corriente.

 

Como militante político y radical, rindo hoy mi más humilde y sentido homenaje al Presidente Alfonsín. Y desde el lugar en el que las circunstancias me coloquen, le digo: aquí queda un defensor de tus ideas, un persuadido de tu mensaje; ese mensaje que aviva el fuego de la pasión por la política al servicio de la gente y no como un mecanismo para hacer negocios personales, en desmedro de la igualdad de oportunidades, el crecimiento equitativo, la seguridad, el respeto y muchos otros problemas que atraviesa nuestra Argentina.

 

EDUARDO PALAVECINO

Presidente Juventud Radical

Malabrigo.