Uno de los temas que más interés genera dentro de la Psicología es el del psicópata.

 

Inmediatamente cuando hablamos de psicópatas, pensamos en asesinos en serie, lo que obviamente nos lleva a alarmarnos cuando encontramos en familiares y amigos, características similares a la de los citados personajes.

 

Hay que aclarar que ni todos los psicópatas son asesinos, ni todos los asesinos son psicópatas. Para mayor claridad, a continuación se mencionan algunas de las características fundamentales de la psicopatía.

 

– El área emocional/interpersonal, es lo que más diferencia al psicópata. Se podría decir que no sienten las emociones como el resto de las personas, se muestran como personas locuaces, se expresan con encanto, tienen respuestas vivaces y presentan historias muy improbables, pero convincentes, que les deja a ellos en buen lugar.

 

– Se observa en estas personas mucha superficialidad, habla de cosas atractivas para las que no tiene preparación, como poesía, literatura, sociología, filosofía, etc. y no le suele importar mucho si se evidencia que sus historias son falsas.

 

– El psicópata tiene, además, una autoestima muy elevada, un gran narcisismo, un egocentrismo descomunal y una sensación omnipresente de que todo le es permitido, sintiéndose el centro del universo. Esta persona se crea sus propias reglas y utiliza a las demás personas como objetos para conseguir un determinado fin.

 

– No experimentan ninguna preocupación por los efectos de sus actos en los demás y, en ocasiones, lo manifiestan claramente. Esta falta de remordimientos y sentimientos de culpa lo lleva a tener una conducta «fría» y distanciada emocionalmente.

 

– Además, tienen mucha dificultad en ponerse en el lugar de los demás (empatía), sentir lástima por los demás y suelen mentir, engañar y manipular a los otros con el objetivo de salirse con la suya.

 

– A nivel conductual suele ser una persona impulsiva, que no valora los pros y los contras de sus actos. Esta misma impulsividad lo lleva a un deficiente control conductual, actuando con violencia física y verbal, normalmente desproporcionada a la «ofensa» sufrida. No posee la capacidad de inhibir su respuesta que generalmente suele ser muy agresiva.

 

– Sienten una necesidad de excitación continua, lo que le lleva a realizar deportes de riesgo, y a consumir distintas drogas por sus efectos eufóricos, sin valorar en ningún momento las posibles consecuencias.

 

– Finalmente, presentan una falta de responsabilidad, tanto individual, como frente a las personas que tiene a cargo o depende de él.

 

Todos estos rasgos emocionales, de personalidad, y conducta, nos presentan a una persona que no siente remordimientos de sus actos, cuyo objetivo es siempre salirse con la suya, embaucador, que sabe venderse a sí mismo, y que, puesto que no siente empatía, está dispuesto a cualquier cosa para hacer prevalecer sus deseos y opiniones. Cuando alguien le lleva la contra explota con facilidad, y tiene una respuesta muy desproporcionada, generalmente agresiva.