Se trata de Manuel Díaz, imputado por abusos sexuales en perjuicio de su hija menor. Hoy se realizó la audiencia de apertura y se escucharon los alegatos. La defensa reclamó la absolución.

 

Sin la presencia en la sala de la menor víctima y con media hora de retraso del tiempo previsto, comenzó en la siesta del lunes el juicio oral y público donde se juzga a Manuel Alcides Díaz, ex empleado judicial, por el abuso sexual de su hija menor.

 

El tribunal pluripersonal a cargo del debate está integrado por los jueces Mauricio Martelossi, en calidad de presidente; la jueza Claudia Bressán y el abogado de la matrícula Leandro Díaz, que fue sorteado conjuez.

 

En los alegatos respectivos, el primero en hablar fue el fiscal del caso Leandro Benegas, integrante de la Unidad Fiscal Vera, quien formalizó la acusación en contra de Díaz por los delitos de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante, corrupción de menores y desobediencia judicial, todo agravado por el vínculo y la condición de conviviente del imputado.

 

Benegas hizo un repaso de los hechos, que según sus dichos se iniciaron en la niñez de la víctima: “Cuando tenía seis años, G. era obligada por su padre a manosearle el pene y luego a practicarle sexo oral, bajo condición de que si no lo hacía no la iba a dejar mirar los dibujitos animados que le gustaban”.

 

El funcionario prosiguió recordando que “cuando tuvo nueve años, la tiró en la cama de dos plazas de la casa donde vivían y la violó, penetrándola vaginalmente, y la amenazó para no contara a nadie lo sucedido”.

 

La menor víctima, continuó Benegas, pudo relatar lo sucedido recién a los 15 años, pero tras exponer en la justicia su denuncia sobrevino un calvario para su existencia: “Díaz la amenazó para que le levante la denuncia, la indujo a que se mate, y luego la violó anal y vaginalmente en un descampado de Vera el 24 de junio de 2015, mientras estaba en libertad con restricciones porque le habían revocado la prisión preventiva”.

 

“Esta fiscalía, y así va a quedar demostrado en el juicio, está en condiciones de probar los hechos que coinciden con los delitos penales seleccionados en la acusación, tales como testigos, pruebas genéticas y médicas de los abusos”.

 

Enseguida, tomó la palabra el abogado Nicolás Vera, del Centro de Asistencia Judicial (CAJ) de la ciudad de Vera, en representación de la madre de la víctima y expareja del acusado, que se constituyó como querellante.

 

En similares términos que su antecesor, Vera trajo al presente la infancia y adolescencia de horror de la hija abusada reiteradamente por su padre, sostuvo que “la vida de menor víctima nunca va a ser una vida normal después de todo lo que padeció”, y pidió que el imputado sea condenado a 30 de prisión efectiva por los delitos penales descritos.

 

“Falta de objetividad”

 

Para cerrar la ronda de alegatos de esta primera audiencia, el representante del Servicio Público Provincial de Defensa Penal, Sergio Olivera, solicitó al Tribunal la absolución de Díaz, por entender que “es una causa insostenible, contradictoria y mendaz” donde “lo único que parece importar es acusar a Manuel Díaz” y no buscar la verdadera historia que “va a sorprender cuando la contemos en el trascurso del juicio”.

 

Olivera señaló con vehemencia que “esta es una causa con homicidios, excavaciones, rituales satánicos, un bebé muerto, de lo cual los fiscales han decidido sorpresivamente dejar de hablar; una historia de muchos más abusos que los fiscales no han querido investigar con una absoluta falta de objetividad, una historia donde por presiones la menor fue obligada a mantener un relato que es mentira y así va a quedar demostrado”.

 

Dedicó un apartado especial para destacar las supuestas virtudes de Díaz como padre: “Es cierto que era estricto y que con quince años no la dejaba tener novio, pero cuando vivía con él iba a inglés, a la escuela, y a folklore”.

 

Y atacó con la “mala influencia” de su madre: “Leandra Marinelli abandonó a su hija a los 15 días de vida, y apenas pasados siete meses de que regresara con ella, pidió que la internen en una colonia psiquiátrica. Hoy G. desde que fue apartada del padre ni siquiera no terminó el secundario”.

 

En final de su presentación deslizó que “que en la noche del 24 de junio de 2015 hubo un patrón genético completo de alguien que no es Díaz en las ropas de G., y eso no se investigó”.

 

De ahí en más, el presidente del Tribunal dictó un cuarto intermedio. Las audiencias continuarán – en horario matutino y vespertino – hasta el martes 10 de abril, fecha en la que está prevista la lectura de la sentencia.

 

Acusaciones

 

Desde el MPA se informó que se llegó al juicio oral como resultado de dos investigaciones. La primera de ellas se inició a partir de la denuncia realizada por la madre de la víctima en 2015, por delitos contra la integridad sexual en perjuicio de su hija cometidos desde los seis años. La segunda investigación, en tanto, se inició a partir del abuso sexual con acceso carnal cometido en la vía pública en junio de 2015, luego de que el acusado recuperara su libertad tras haber estado en prisión preventiva.