En la tercera jornada del juicio oral y público contra Manuel Díaz, imputado por abusos sexuales reiterados agravados en perjuicio de su hija menor, la madre y ex pareja de conocido como el chacal de Vera formuló una denuncia impactante, estremecedora.

 

Leandra Marinelli, en el momento que le tocó comparecer ante el Tribunal que preside el juez Mauricio Martelossi, expuso que “Díaz (cuando trabajaba en el entonces Juzgado de Instrucción) tenía una llave de Tribunales, que usaba para entrar de noche cuando no había nadie y robaba expedientes judiciales”.

 

A pesar de su frágil estado de salud, la mujer mantuvo un torno firme y claro cuando expresó: “A esos expedientes los llevaba a la casa y después los quemaba; pasamos muchas navidades y años nuevos sin gastar un peso porque había gente que pagaba por eso”.

 

Mientras Marinelli realizaba esa gravísima denuncia, Díaz permaneció con la cabeza gacha, retraído, y por primera vez en el juicio dejó de escribir frenéticamente en su cuaderno de apuntes. Como si no esperase tal acusación en su contra. La cara del defensor Olivera también evidenció el asombro. Ninguno de los dos atinó a decir nada.

 

Lo que dijo la madre de la menor víctima fue siempre un secreto a voces en Vera, una vox populi a la que todo el mundo daba por cierta, que ahora podría cobrar visos de realidad si es que el Tribunal ordena extraer copias de la declaración de Marinelli, o si alguno de los fiscales abre una investigación.

 

El robo de expedientes, si es que fuera cierto, para favorecer la posición de tal o cual involucrado en determinada causa es de lo peor que le puede ocurrir a un sistema judicial que se precie de tal. Es la anatema a la que se arriega la justicia si es que rápidamente no actúa para dejar en claro la veracidad o no de lo denunciado.

 

Más abusos

 

Por otra parte, Leandra Marinelli, en su declaración de ayer, atacó la posición de pretendida inocencia de Díaz al que sindicó como un monstruo: “Me obligaba a tener relaciones con él en un pieza con un colchón en el suelo para dejarme ver a mi hija”. El hecho estaría probado toda vez que la Fiscalía, en un allanamiento, halló el lugar tal como los describió la declarante.

 

Dijo además que su ex pareja siempre hizo lo imposible por tapar los abusos que le infligía a G. “Cuando mi hija se quiso cortar las venas, en lugar de llevarla al Hospital o de llamar un médico fue y trajo un pastor para que la cure, así nadie podía sospechar lo que estaba pasando”.

 

“No fabula”

 

También declararon integrantes del equipo interdisciplinario que realizó la Cámara Gesell. En forma unánime y sorteando las zancadillas que la Defensa quiso propinar a sus relatos, las profesionales ratificaron sus dictámenes y dejaron en claro que “la menor víctima no fabula” cuando dice que fue abusada. Y dejaron constancia que desde el punto de vista de la psiquiatría no es recomendable que la víctima declare, para evitar la revictimización y porque hace un mes que dio a luz y atraviesa por  estos días el síndrome post parto.

 

ADN

 

También quedó ratificado ayer la prueba genética con restos  de ADN de Díaz sobre las ropas de la víctima en la noche del 24 de junio de 2015, donde fue violada brutalmente. Lo propio ocurrió con el examen del virus del Papiloma Humano, que padece G. y que fue contagiado por un tercero.

 

En la jornada de este jueves declaraban funcionarios policiales que intervinieron en su momento en la causa, y se espera que entre mañana y el lunes peritos de la Corte entrevisten a la víctima con el fin de dilucidar si está en condiciones psicológicas de declarar.

 

Fuente – Infovera