Tras confiar en que la iniciativa se abrirá camino en ambas Cámaras, Lifschitz desafió a la oposición: «No hay que tenerle miedo a esta discusión».

 

“Mi impresión es que hay una mayoría de legisladores de distintos partidos, que exceden los dos tercios en las dos Cámaras, que tienen una disposición y una voluntad positiva para avanzar con el proyecto de reforma” constitucional, confesó ayer a La Capital el gobernador Miguel Lifschitz, poco después de haber anunciado en la Casa Gris el envío de la iniciativa a Diputados.

 

La presentación oficial de las enmiendas a la ley fundamental santafesina colmó las expectativas del mandatario provincial, que se manifestó “sorprendido por la enorme convocatoria de un acto pensado inicialmente como más íntimo”, según reveló en un minucioso discurso de veinte minutos.

 

Razones no le faltaron: el Salón Blanco de la Casa de Gobierno lució desbordado de funcionarios y dirigentes de todas las líneas de la administración frentista. Lifschitz, único orador, improvisó apoyado en un ayudamemoria y se esmeró en llenar de contenido y guiños políticos cada frase que pronunció.

 

En la primera fila se ubicaron sus dos últimos predecesores y correligionarios socialistas, Antonio Bonfatti y Hermes Binner, el más ovacionado a la hora de los aplausos. Lo propio hicieron el titular de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Gutiérrez; el vicegobernador Carlos Fascendini y la ex vicegobernadora Griselda Tessio. La totalidad de los ministros y secretarios del gabinete provincial, funcionarios y legisladores frentistas también confluyeron en el principal salón de la Casa Gris.

 

“Este proyecto de reforma no tiene padres ni nació ahora. Es la síntesis de un proceso que lleva por lo menos 20 años y viene madurando en la sociedad civil, las instituciones y la política santafesina”, mensuró Lifschitz, introduciendo una sutil chicana con dedicatoria a aquellos que cuestionan que el Ejecutivo pretende introducir “de apuro” reformas a la Carta Magna.

 

“No es una ocurrencia de esta gestión sino que se inició con mucha anterioridad en el mensaje, en las propuestas y en las ideas de otros gobernadores de distintos partidos políticos, de constitucionalistas, de expertos, de dirigentes políticos de todos los sectores que se han manifestado a favor de un proceso de reforma constitucional desde hace muchos años, más de 20 por lo menos”, subrayó.

 

Puntualmente, Lifschitz ponderó a Binner y al ex gobernador peronista Jorge Obeid por haber remitido en sus respectivas gestiones sendos proyectos similares a la Legislatura y desafió a la oposición legislativa a “no temerle al debate”.

 

“Tal vez algunos tienen miedo de abrir un proceso de debate, porque es abrir a los ciudadanos la posibilidad de discutir temas fundamentales para la democracia. No hay que tenerle miedo a este debate o a que se produzcan algunos cambios. No hay que tenerle miedo a la participación ciudadana y popular. Estos procesos sirven siempre para avanzar”, postuló.

 

De inmediato, hizo extensiva la lista de agradecimientos “por sus aportes” a académicos, docentes, investigadores, constitucionalistas y a los ministros de la Corte nacional, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti, como también a Gutiérrez.

 

También se encargó se sacar del centro de la escena su propia reelección: “En ningún lugar (del texto enviado a la Cámara baja) habla de reelección, aunque sí establece criterios generales de aquí para adelante”.

 

Además, enfatizó que su eventual repetición de mandato, “de ninguna manera ha sido ni será el eje del debate alrededor de la reforma”.

 

“Dejamos librado al poder y voluntad ciudadana, expresada en la Asamblea Constituyente, definir los criterios de oportunidad y aplicación de esa eventual modificación constitucional”, sentenció el jefe de la Casa Gris.

 

Lifschitz rebatió también a los que refutan que estos sean tiempos para encarar una enmienda constitucional. “Se suele decir que hay otros temas más urgentes de la realidad cotidiana, y es verdad. Nos preocupa la inflación, el empleo, la inseguridad y las tarifas, pero siempre hay preocupaciones y urgencias. En todos los momentos de la historia. Basta imaginarse los problemas en 1853 en la Argentina, o en 1962 en Santa Fe, en una época de suma fragilidad institucional. Sin embargo, eso no fue un obstáculo para que los dirigentes asumieran la responsabilidad de dejar a la provincia o al país una Constitución, un gran acuerdo político y social de una generación que piensa en el futuro, que quiere dejarle un legado a las nuevas generaciones”, aseveró.

 

“Me animaría a decir que este proyecto de reforma es más que una reforma, es más que la ley de leyes. Es poner en debate un proyecto de provincia, poner en discusión los valores sobre los que queremos construir la provincia”, subrayó el gobernador.

 

Finalmente, Lifschitz explicó la decisión de ingresar la iniciativa reformista por Diputados: “Es la (Cámara) que expresa de mejor manera la diversidad política de la provincia. Ahí debe iniciarse el debate”.

 

“Hicimos lo que debíamos hacer y ojalá encontremos la madurez y la responsabilidad de la dirigencia política para que esta sea la oportunidad de poner en marcha la reforma”, concluyó el mandatario santafesino.

 

“En ningún lugar del proyecto se habla de reelección. Sí establece criterios generales de aquí en adelante”