Este domingo, ante un templo colmado de fieles, se realizó la misa despedida al Padre Carlos Degiusti luego de 7 años de servicio en nuestra ciudad. El Sacerdote, desde el próximo domingo comenzará a prestar sus servicios en la Parroquia San Juan Bautista de Vera.
En el trascurso de la ceremonia religiosa se vivieron varios momentos emotivos, uno de ellos fue la carta de despedida (transcripta al final de la noticia) y otro cuando la Comisión Económica Parroquial leyó unas palabras y las Misioneras de Schoenstatt le hicieron entrega de un obsequio.
Saludo de despedida del párroco
Querida comunidad de Malabrigo:
Hemos caminado juntos a lo largo de 7 años que para mi fueron muy hermosos. Espero que para ustedes hayan sido provechosos.
Llegué a ustedes con un profundo espíritu de fe, siguiendo el llamado del Señor a través de la iglesia.
No los conocía, pero sabía que podíamos llegar a querernos porque en sus corazones y en el mío late el mismo amor derramado por el Espíritu Santo; sabia que podíamos trabajar juntos porque tantos ustedes como yo hemos recibido el mismo llamado de Jesús de ser sus discípulos misioneros.
El Señor me hizo el gran regalo de ser testigo de su obra en cada uno de ustedes y en esta comunidad. Pude ver a Jesús entre ustedes como el sembrador, como el buen samaritano, como el pastor. Y me invitó a colaborar con Él en esta tarea, apacentando a su rebaño por amor, como un día se lo pidió a Pedro.
Y realizando esta tarea, el Señor me fue involucrando de tal manera que llegué a sentirme uno de ustedes, como si hubiera nacido aquí. A tal punto que, aun sabiendo que en algún momento debería partir, a veces fantaseaba envejecer aquí, entre ustedes.
No me voy triste, me voy feliz. Feliz porque todo lo que el Señor me regalo no se pierde, lo llevo conmigo. Feliz porque esta partida a todos nos ensancha en corazón, hace mas lugar para que entren otros a quienes amar y a quienes servir. A ustedes el Señor les regalará otro pastor, con otro estilo, con otros dones, que vienen a enriquecer lo que ya tienen. A mí el Señor me regalará otra comunidad, otros hermanos por los que entregarme y con quienes seguir construyendo en Reino.
El día que el Obispo anuncio esta nueva misión que me encomienda en nombre de la Iglesia, providencialmente en la Liturgia de las Horas, la oración que rezamos cada día todos los consagrados, se leía el texto que yo elegí como lema de mi ordenación sacerdotal hace 33 años “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como el Señor y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús (2 Cor 4,5). De esta forma sencilla el Señor me recordaba el motivo de mi entrega y me confirmaba que este nuevo servicio es su voluntad. Por eso, aunque toda despedida tiene su carga de tristeza, también voy contento a servir a la comunidad de Vera.
Hace siete años, cuando comencé el ministerio pastoral en esta querida parroquia expresee con quee actitud venia, hoy quiero recordar junto a ustedes esas palabras “No traigo planes ni proyectos propios, no vengo a realizar aquí mis propias ideas. Vengo a caminar junto a ustedes, a ofrecerles mi persona y mi servicio sacerdotal. Vengo a tratar de escuchar junto a ustedes la palabra de Dios para que nos alimente y nos ayude a discernir su voluntad. Vengo a celebrar junto a ustedes la presencia de Jesucristo muerto y resucitado. Vengo a colaborar con ustedes en la construcción de una comunidad eclesial abierta, servicial y misionera. Vamos a organizar y realizar todo lo que haga falta. Pero trataremos de tener presente que toda actividad fecunda brota de la fe, de la esperanza y el amor.
Ustedes son testigos. Ustedes saben cuánto de esto pude vivir por gracia de Dios y cuanto faltó por debilidad mía. Les ruego tengan misericordia de perdonarme las omisiones, las torpezas, las debilidades. Perdónenme si algún gesto o alguna palabra mía les causó alguna herida o dolor. Pero sobre todo pidan a Dios que me perdone si por cobardía o por debilidad alguna vez no fui claro y valiente en el anuncio de su palabra y si por indiferencia o por dureza de corazón alguna vez no manifesté para ustedes el rostro y el corazón misericordioso de Dios.
Les agradezco de corazón la colaboración y el compromiso en el anuncio del Evangelio y en la construcción del Reino de Dios. Les agradezco la cercanía en el trabajo cotidiano, especialmente al secretario mariano y al Diacono Savier, y en ellos a todos y cada uno. Les agradezco de corazón el saludo cordial en la calle siendo un malabriguense más. Les agradezco de corazón la amistad. Imploro al señor su bendición para cada uno de ustedes y pido a María Santísima del Huerto que me acompañe en mi camino y a ustedes y sus familias los siga cobijando entre sus brazos maternales.
Pbro Carlos Alberto Degiusti
Foto: gentileza Claudio Zampar