Tal como ocurrió en enero, los campos de la zona vuelven a estar bajo agua. Pero esta vez productores y pobladores de la región no logran captar la atención y la ayuda no llega. “Estamos desesperados. Nadie nos escucha”, suplican.

 

El noroeste santafesino se encuentra nuevamente en emergencia hídrica, con una amplia extensión del departamento 9 de Julio inundada por el agua que llega desde Santiago del Estero y Chaco, donde una semana atrás se produjeron lluvias descomunales, que en algunos casos llegaron hasta los 500 milímetros. La situación es la misma -o muy similar- a la vivida en enero, cuando hasta la zona llegaron las cámara de televisión de Buenos Aires para transmitir minuto a minuto el avance de una especie de tsunami mediterráneo que amenazaba con arrasar las localidades de El Nochero y Santa Margarita. Ahora -suponen los lugareños- al no estar afectados los cascos urbanos las alarmas no suenan. Y sin embargo en la zona rural están incluso peor que a principios de año.

 

Loreley Naldini es hija de productores agropecuarios y desde la zona rural de Villa Minetti, sobre ruta interprovincial 35 que divide Santa Fe de Santiago del Estero, reclama desesperadamente que alguien los ayude. “Nos encontramos con los campos y caminos anegados por una gran masa de agua, con altura que corre lento. Estamos desesperados. Nadie nos escucha”, redactó en un mensaje de WhatsApp.

 

La joven acompañó el texto con varias fotos y videos que dan cuenta del drama que viven en la región. Incluso relató con sorpresa que tras componerse la situación climática, luego de una semana completa de lluvias y mal tiempo, “después de 5 días de sol, hoy el agua está más alta!”.

 

Las imágenes confirman que todo se ha convertido en un mar. Vacas y terneros mugen en medio del agua; en el horizonte de potreros agrícolas se funden un cielo plomizo y el agua interminable. “Solo se puede andar en tractor, en caso de emergencia somos familias que estamos en riesgo”, advierte.

 

Como muchos, Loreley relata que han perdido la cosecha gruesa “y nos tenemos que olvidar de la cosecha fina”, situación que anticipa meses muy duros por delante, ya que deberán esperar hasta el año próximo para obtener una nueva cosecha. Como si fuera poco, “la ganadería se está arruinando, en invierno no contaremos con pastos”.

 

Ese rincón de la provincia -afirma- “hoy se ha convertido en una zona llena de angustia, desesperación, con la gran pérdida de tantos años de sacrificio. Necesitamos que nos escuchen, hay que darle al agua su curso… estamos olvidados”.

 

También relató que minutos antes de tomar contacto con Campolitoral intentaron sacar del campo a su madre, que necesita llegar a Santa Fe para una consulta médica. “Y no pudimos”, lamentó, a pesar de haberlo intentado con el tractor. Tan imposible es transitar por los caminos convertidos en canales.

 

Fuente: Campolitoral