Se trata de la mujer de 59 años que fue encontrada en un descampado de Ángel Gallardo y es hermana del juez federal de Reconquista.

 

Ana María Alurralde era buscada desde el viernes. Su pareja había denunciado la desaparición dando comienzo a la investigación. Cerca de las 14 de este sábado personal policial encontró el cuerpo en un descampado en el límite de la ciudad de Santa Fe con Ángel Gallardo.

 

En la denuncia la pareja, con quien vivía desde hacía 20 años, había dejado constancia que cuando se levantó ni ella ni el auto estaban y que le dejó una esquela avisando que salía a mostrar la casa de su madre que está a la venta.

 

Sin embargo, en el peritaje la policía secuestró una esquela con letra dudosa, y con la prueba de Luminol encontraron rastros de sangre que evidencian que intentaron hacer desaparecer con un lavado.

 

En inmediaciones del lugar, también fue secuestrado un vehículo Volkswagen Gol de color gris, que estaba a nombre de la mujer.

 

La fiscal Ana Laura Gioria ordenó que se realice la autopsia y dispuso que el arresto del hombre.

 

Detención y confesión

 

DF, de 66 años, era la pareja de Ana María Alurralde. Si bien en principio negó ser responsable del crimen al momento de declarar confesó que mató a su mujer a golpes en su casa, luego le puso una bolsa en la cabeza, la cargó en el automóvil, arrojó el cuerpo en un callejón y luego abandonó el automóvil.

 

Según consigna el portal Reconquista Hoy fue él  quien acompañó a los investigadores y les mostró dónde había arrojado el cuerpo y dónde estaba el vehículo, un VW Gol color gris que está a su nombre. Tenía otros dos vehículos que funcionan como remises, uno de ellos manejado por él, quien continuaba en actividad aunque ya se había jubilado.

 

Además, a partir de este suceso se recordó un hecho dudoso que nunca aclarado: la anterior esposa del imputado, una profesora  de Educación Física desapareció hace 30 años y nunca más la encontraron. Entonces tenía una bebé de pocos meses. Por esa desaparición nunca hubo ningún detenido.

 

Fuente: Lt 10