Con ocasión de una nueva celebración del nacimiento del Salvador, nuestro obispo nos propone un mensaje, centrado en la figura de José, Custodio del Redentor.

 

A continuación el texto:

 

Custodiar La Vida

 

El 8 de diciembre pasado, el Papa Francisco ha convocado a toda la Iglesia a celebrar un año dedicado a San José, Padre adoptivo de Jesús de Nazareth. El mismo concluirá para el 8 de diciembre de 2021. En su carta apostólica Patris Corde, escrita con ocasión del 150º aniversario de la declaración de San José como patrono de toda la Iglesia, nos dice que ha decidido esta propuesta de gracia “para compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana” (PC, Int.).

 

Como Diócesis de Reconquista acogemos con gratitud esta iniciativa, por ser San José el patrono de nuestra Iglesia Particular. Además, una parroquia y muchas otras instituciones diocesanas y parroquiales están bajo el patrocinio del padre adoptivo de Jesús. Por lo tanto, estoy convencido que será un año de muchas luces y bendiciones, y que nos ayudará a revitalizar nuestro caminar pastoral.

 

1.Ya cercanos a la Navidad, quisiera compartir también personalmente algunas palabras iniciales sobre su figura. En el pesebre, que construimos con gran creatividad en nuestras casas, en las tarjetas navideñas, en las redes, la figura de San José aparece entre los principales personajes, por lo general con la mirada fija en el niño recién nacido. Pienso que es la primera actitud que podemos asumir del padre adoptivo de Jesús. Fijar nuestra mirada y nuestro corazón en Jesús, nuestro salvador, nacido en una pobre morada de Belén. Y descubrirlo entre las realidades esenciales de nuestra existencia. En un tiempo donde hemos reaprendido a que existen algunas cosas esenciales, algunas actividades esenciales y otras no tanto, no perdamos de vista a Aquel que es lo propiamente esencial para nuestra existencia.

 

Un ejercicio un poco más profundo será contemplar el pesebre, en estos días, con la mirada de José. Una mirada mansa, paternal, llena de asombro, que nos transmite la preocupación por el cuidado del niño. San José nos puede dar un acceso al misterio de la salvación único y comprometido. San José nos ofrece una mirada original de los pequeños, de las mujeres y de la sencilla creación que nos rodea. Una mirada de protección y cuidado.

 

2.Estas actitudes de atención, de escucha, de asombro, se traducen en una conducta fundamental en la vida de José. A él se lo define como “custodio” del Redentor (cf. Juan Pablo II, Redemptoris Custos). Perfectamente podríamos decir que a San José se le confía custodiar la vida, especialmente la vida frágil e incipiente del Dios con nosotros (cf. Lc 2,1-7.48; Mt 2,13-15).

 

Esta cualidad de José de ser custodio de la vida nos permite salir al encuentro de dos coyunturas complejas que nos afectan en estos tiempos: la pandemia, de carácter universal, y el debate por la legalización del aborto, en Argentina. Para ambas situaciones, aunque de diferente modo, su testimonio nos anima a adoptar una actitud valiente y responsable, sabiendo que Dios nos ha confiado a todos la vida de los demás, especialmente de los más frágiles e indefensos. Nos conviene mantener y afianzar la expresión custodiar, porque es más fuerte que cuidar. Alude a la protección de algo sagrado, de algo que no nos pertenece. También el cuidado de la mujer entra en la esfera de la misión de José, ya que a él se le confían el niño y su madre, como nos recuerda Francisco: “José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre” (PC 5).

 

Los animales, que estuvieron en Belén y que no faltan en nuestros pesebres, vinculan la vida de San José a la creación, que entre todos estamos llamados a custodiar.

 

3.Al celebrar la Navidad en un contexto difícil, les hago llegar mi saludo de Paz y Esperanza. Pidamos para nosotros los dones que resplandecen en San José, para nosotros, para nuestras familias, para nuestras comunidades, para nuestra sociedad. Y no dejemos de apostar por la vida, como Dios “se ha jugado” por nosotros, dándonos a su propio Hijo. ¡¡¡Feliz Navidad!!!

 

Sede Episcopal de Reconquista, 22 de diciembre de 2020

 

+ Mons. Ángel José Macín

 

Obispo de Reconquista