Según el último reporte del Instituto Nacional del Agua ingresan 8.300 metros cúbicos por segundo, muy por debajo de lo normal para un mes de junio.

 

Se mantiene la incertidumbre y la preocupación por la aguda bajante que sigue sufriendo el Río Paraná en territorio argentino. Cabe recordar que, desde el mayo hasta septiembre, se produce el habitual estiaje -nivel más bajo o mínimo- para este curso de agua que se inicia con recargas desde el sur de Brasil.

 

La Gran Cuenca del río está en serios problemas por la falta de lluvias de magnitud en toda la región.

 

“Toda la alta cuenca del río en Brasil continúa en condiciones de sequía extraordinaria. El escenario mantiene la gravedad de los más críticos registrados en la historia”, afirma el Instituto Nacional del Agua (INA).

 

De acuerdo a los últimos datos que publicó el INA en su informe, este fin de semana, el Río Paraná en Argentina no recibió lluvias.

 

“El caudal que ingresa al tramo puede estimarse en los 8.300 metros cúbicos por segundo, muy por debajo del valor promedio de junio de los últimos 25 años”, indica, a lo que agrega que, en general, se registraron descensos en los promedios semanales del orden de 0,20 m a 0,40 metros.

 

En este sentido, afirma el Instituto, “los niveles en el tramo serán, durante los próximos meses, muy similares a los bajos niveles observados en 2020 o eventualmente mas bajos aun”.

 

Sobre el Delta de Paraná, en el centro del país, la situación descripta no es muy distinta.

 

“Sin registro de lluvias, el caudal entrante al Delta se estima en el orden de 8.600 metro cúbicos por segundo, muy por debajo de lo normal. Quedará oscilante en la próxima semana. La onda de repunte no tuvo efecto sobre los niveles en el Delta, los que continuaron oscilando en la franja de aguas bajas”, advierten los expertos del Instituto.

 

En el estuario, sostienen, no se registraron repuntes que atenuaron los efectos de la bajante general. La tendencia climática, con horizonte en el 31 de agosto próximo no permite esperar una mejora sostenida en las lluvias regionales, además de niveles inferiores a los medios correspondientes al otoño e invierno.