Más de 3.000 empleos industriales se perdieron en Santa Fe por la caída del consumo interno
El titular de FISFE, Javier Martín, advirtió que la retracción del mercado interno golpea a las pymes y condiciona la recuperación económica provincial
La actividad industrial en Santa Fe atraviesa un escenario heterogéneo, con algunos sectores que muestran signos de recuperación pero con la mayoría aún rezagada. Así lo explicó Javier Martín, presidente de la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), en diálogo con UNO 106.3 FM, donde analizó los principales indicadores económicos.
“Estamos viendo una situación bastante heterogénea. Hay ramas que andan bien, como maquinaria agrícola, automotriz, gas y petróleo, o carrocerías y camiones traccionados por Vaca Muerta. Pero la mayoría de las industrias muestran amesetamiento o están por debajo del año pasado”, detalló.
Pymes en crisis y consumo deprimido
El dirigente industrial remarcó que las pymes, que dependen en un 80% del mercado interno, son las más golpeadas. “El consumo todavía no repunta y con tasas tan altas no vemos recuperación en los próximos meses”, señaló.
El encarecimiento del crédito —con descubiertos al 80% anual y colocaciones financieras que llegaron hasta el 150% de tasa nominal anual— agravó la situación. “El poco consumo que quedaba se sostenía en cuotas sin interés, pero eso desapareció. Hoy es imposible vender en cuotas y muchas empresas no pueden recomponer capital de trabajo”, explicó.
A esto se suma la competencia de productos importados, especialmente en sectores como maquinaria agrícola, donde fabricantes brasileños ingresan con financiamiento blando de sus bancos nacionales.
El panorama repercute también en el trabajo. Según Martín, en Santa Fe se perdieron unos 5.000 empleos formales, de los cuales 3.000 corresponden al sector industrial.
Costos estructurales y competitividad
Martín subrayó que la industria nacional arrastra desventajas estructurales: un sistema tributario con presión impositiva “superelevada”, logística cara por depender del transporte en camión, infraestructura vial deteriorada y un sistema laboral costoso e inflexible.
“La industria argentina quiere invertir y competir, pero es como un atleta entrenado al que le ponen una mochila de 50 kilos en la espalda. Por más eficiente que sea, no puede ganar la carrera”, graficó.
En este marco, advirtió que “no tiene sentido abrir la economía a competidores como China, India, Turquía o Brasil, que ya resolvieron estos problemas estructurales y operan con escalas mucho mayores”.
Exportaciones con menor valor agregado
Consultado sobre el desempeño exportador, el titular de FISFE señaló que cada vez menos empresas santafesinas logran sostener mercados externos, dado que los costos en pesos suben mientras el dólar se mantiene estable.
“Se achican los márgenes y vemos cómo las exportaciones con valor agregado pierden peso frente a las primarias, como el poroto de soja. Eso significa menos trabajo argentino”, remarcó.
Además, cuestionó la decisión del Gobierno nacional de cerrar la Secretaría de Industria y la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, organismos clave para articular políticas junto al sector privado.
Empleo en retroceso
El panorama repercute también en el trabajo. Según Martín, en Santa Fe se perdieron unos 5.000 empleos formales, de los cuales 3.000 corresponden al sector industrial.
“Estos son puestos directos, pero si sumamos los indirectos el impacto se multiplica por dos o tres. Muchas pequeñas empresas reducen de 5 a 10 trabajadores y en este contexto es muy difícil que se reinsertan, lo que genera precarización laboral”, advirtió.
En contraste, Martín valoró el acompañamiento del Gobierno provincial, que articula acciones con el Ministerio de Desarrollo Productivo y el de Trabajo.
“La provincia hace lo que puede con recursos escasos. Se han anunciado líneas de crédito y aportes no reintegrables para proyectos de ciencia y tecnología aplicados a la producción. Son ayudas que no sustituyen una política industrial nacional, pero que sirven como paliativos”, concluyó.