Familiares se quejaron de que les entregaron el bebé muerto en una caja de cartón. Por orden del Ministerio de Salud se apartó al médico de guardia, a la obstetra y a dos enfermeros de ese turno.

 

“Estas no son horas de cesárea”, son las palabras que siguen resonando en los recuerdos de Julieta que en la mañana del jueves le extrajeron su bebé muerto mediante una cesárea en el Hospital Central de Reconquista.

 

A partir de entonces, nada será igual en la vida de Julieta Oviedo, una joven de 25 años de edad que el miércoles llegó con dolores de parto a la guardia del Hospital Central de Reconquista esperando vivir por segunda vez en su historia la emoción de ser mamá como lo había hecho nueve años atrás. Pero, según denunció en los medios y la justicia, el accionar de la partera de guardia convirtió a esa noche en la más oscura de las noches que una madre puede soñar, porque la negativa de realizar una cesárea por la hora en la que llegó el paciente y la aplicación de un calmante que la durmió hasta el día siguiente habría ocasionado la muerte del bebé.

 

“El miércoles a las 20 horas ingresé a maternidad del Hospital porque estaba dolorida y ahí estaba esta partera [Débora Dagatti] que me hizo tacto y en dos minutos me dijo que me vaya a mi casa porque no era nada y vuelva cuando estaba mucho más dolorida. A las 23 horas yo rompo bolsa en mi casa y vuelvo al Hospital con mucho más dolor y esta mujer me hace tacto y vuelve a decir que todavía no estaba para tener el chico. Le digo que había roto bolsa y que me había mojando toda en mi casa entonces me dice que me dejaba dos horas en observación”, relató Julieta Oviedo.

 

“Así pasaron las horas –continuó- y como a las tres y media de la mañana [Débora Dagatti] vuelve con una enfermera y me hace todos los controles de malos modos. Me dice que me ponga boca arriba para hacerme otro control y yo gritando les pedía que me hagan cesárea porque no aguantaba más y me dijo que estas no son horas de cesárea, que la cesárea no se usaba más y que me la aguante porque no eran mi primer parto”.

 

“Cuando logro ponerme boca arriba la enfermera me agarra la panza porque como que se iba para el lado izquierdo, como que me quiso acomodar el bebé, y cuando me tuerce la panza pegué un grito porque sentí como que se me reventó un globo con agua adentro y automáticamente me salió algo. Ahí fue cuando reventé el útero y como intuición de mamá sentí que mi bebé había muerto. A partir de ahí los dolores eran más intensos, inexplicables, entonces [Débora Dagatti] mandó una enfermera para que me ponga un calmante (eran alrededor de las cuatro y media de la mañana) que me hizo dormir hasta el jueves a las ocho de la mañana. Cuando volví en sí fui automáticamente a cirugía y mi bebé ya estaba”, recordó Julieta entre lágrimas y un nudo en la garganta que no deja terminar la oración y pasar fácilmente la palabra “muerto”.

 

La madre y los familiares que la acompañaron sostuvieron que desde el ingreso al hospital hasta la intervención quirúrgica de la mañana “en ningún momento la vio un médico” y “sólo la partera y la enfermera” estuvieron presentes. “Estoy convencida que si esta señora no se hubiese negado a realizarme la cesárea yo estaría saliendo de alta con mi bebé que era un gordo hermoso de 3,6 kilos con un embarazo que venía perfecto”, aseguró Julieta.

 

El cuerpo y la denuncia

 

El peor día de Julieta Oviedo y sus familiares no terminó con la amarga noticia que llegó desde el quirófano porque cuando fueron a retirar el cuerpo del niño, éste estaba dentro de una caja de cartón apoyada sobre el mármol de la morgue fuera de las cámaras de refrigeración y cuando reclamaron les respondieron que “no se preocupen que los bebé no se descomponen tan rápido”.

 

“Cuando mi familia fue a la morgue, el cuerpo de mi hijo estaba dentro de una caja de cartón, una caja de medicamentos” sostuvo la madre que aún en su convalecencia realizó una denuncia penal por la atención recibida en el nosocomio público.

 

“El jueves hice la denuncia y ya le hicieron autopsia al bebé. Esta es una muerte que se pudo haber evitado”, confirmó la madre que en las últimas horas del viernes regresó a su domicilio tras ser dada de alta y sin haber recibido durante los días de internación ninguna visita de médicos ni autoridades del Hospital que le explicaran las medidas tomadas o animaran una disculpa o se solidarizaran con la madre.

 

La denuncia recayó en el juzgado Correccional de Reconquista, a cargo del Dr. Jorge Galbusera quien dispuso la realización de la autopsia realizada en la tarde del jueves 2 de agosto y cuyos resultados aún no se conocen, ya que, según sostuvo a los familiares el médico forense, Dr. Goldaráz el informe será elevado al juez de la causa y pedirá una opinión al laboratorio especializado de la Corte Suprema de Justicia hacia donde enviará vísceras del niño.

 

Sumarios

 

El caso que no deja de sorprender e indignar a la población de la ciudad de Reconquista que junto a la familia de Julieta Oviedo reclamaron explicaciones y responsables en los medios de comunicación y las redes sociales tuvo trascendencia provincial y desde el Ministerio de Salud se dispuso el inicio de sumarios administrativos para conocer qué sucedió la noche de miércoles en el Hospital Central de Reconquista y determinar las responsabilidades de cada profesional interviniente.

 

Mientras se desarrolla el sumario administrativo y como medidas preventivas cuatro profesionales del nosocomio público de salud fueron separados de su cargo. A la partera Débora Dagatti, indicada por la madre como la principal responsable de la muerte de su bebé, se le suman el médico de guardia, Dr. Ariel Goldberger y los enfermeros Jorge Debárbora y Noemí Scarel.

 

Autopsia

 

La justicia ordenó que se practique la autopsia sobre el cuerpo del bebé para determinar las causas de la muerte y ayudar con esto a la investigación.

 

En esta oportunidad el juzgado se ocupó rápido del caso pero hay muy pocos antecedentes de condenas a profesionales, casi siempre son absueltos.

 

Uno Reconquista