Las obras de ingeniería implican un diseño que se basa en el período de recurrencia hidrológico de las lluvias que pueden soportar. Es decir, que es esperable que fallen al menos una vez en el período de diseño. Es por ello que estas obras constituyen solo la primera línea de defensa contra inundaciones y deben ser así consideradas.

 

La variabilidad e importancia de los fenómenos meteorológicos es conocida desde tiempos ancestrales. De allí los cultos al trueno, al agua y al viento entre tantos otros. No obstante ello, en los últimos siglos los avances científicos han permitido estudiarlos de manera tal que hoy en día se puede predecir, o al menos comprender, en cierta medida los fenómenos climáticos a distintas escalas (local y global).

 

El enfoque aplicado en el estudio de estos fenómenos es mayormente estadístico. Esto quiere decir que sobre la base de la información recolectada durante un período más o menos largo de tiempo, se puede inferir y predecir cuál será la situación futura. Este concepto implica que los datos sean estacionarios en promedio. Es decir, que no haya un cambio en los valores medios a lo largo del tiempo. Por cuanto en un escenario de cambio climático, la estacionariedad estadística no existe, y no se puede predecir la situación futura con los datos colectados.

 

Bajo la hipótesis de que no existe cambio climático, se pueden predecir las precipitaciones con el concepto de estacionariedad estadística. ¿Qué significa predecir las precipitaciones? Significa determinar cuál será el volumen de lluvia precipitado en un área determinada para un tiempo determinado y para una recurrencia dada. Y he aquí el concepto más importante, la recurrencia hidrológica. Ésta, es el período en el cual se espera que “al menos una vez” ocurra el evento. Es decir, una lluvia de 25 años de recurrencia es una lluvia que se espera que suceda “al menos” una vez en 25 años.

 

En diseño hidrológico e hidráulico de obras civiles el concepto de recurrencia es el más importante, ya que en definitiva es el que determina el tamaño de la obra civil y consecuentemente su costo. Para distintos tipos de obra civil se utilizan distintas recurrencias de acuerdo a convenciones de criterio de ingeniería. Esto depende del riesgo que implica la obra y los daños que podría ocasionar su fallo. Así, un drenaje pluvial de una ciudad se diseña con una recurrencia hidrológica de 5 años, mientras que una represa hidroeléctrica se diseña para 1000 años, aproximadamente. Como ya se dijo, esto implica que “al menos una vez” en ese período la obra será superada, lo cual significa deficiencia en su funcionamiento o rotura. Así por ejemplo, un desagüe pluvial puede no ser capaz de conducir el excedente pluvial e inundar las zonas aledañas, o una represa puede ser rebasada y dañada por la crecida del río.

 

Como se señaló, los criterios de ingeniería aplicados para el diseño de obras de desagües pluviales, en general van de 2 a 25 años. Lo cual implica que, en la vida de una persona, esta verá varias veces inundada su calle y rebasados los sistemas de transporte de excedentes pluviales.

 

Como la recurrencia determina la falla de una estructura así como también su costo, se debe buscar una solución que permita lograr un compromiso entre inversión y protección contra riesgos. De esta manera, una obra civil implica una reducción en la probabilidad de ocurrencia de una inundación, además de lograr el saneamiento superficial de la zona afectada por la obra. Pero como se ha dicho, es probable que “al menos una vez” en el corto-mediano plazo (2 a 25 años) la obra falle. Vale aclarar que si la obra se ejecuta hoy no implica que pasen 25 años para que falle, sino que esto puede ocurrir mañana mismo.

 

Entonces, ¿cuál es la solución definitiva contra las inundaciones pluviales?

 

No existe una solución definitiva. Pero si existen muchas formas de estar prevenido y disminuir el riesgo casi a cero. Primero que nada debe realizarse un plan de ordenamiento territorial a los fines de evitar asentamientos en zona de riesgo. En segundo lugar, si ya existe estos asentamientos y es necesaria una obra civil, debe realizarse un diseño consciente y concertado con todos los actores que intervienen. Es decir, las personas directamente beneficiadas por la obra deben ser conscientes cuales son los criterios de diseño. Tercero, debe constituirse un plan de defensa civil, o plan de contingencia, donde cada persona sepa su rol en caso de que las obras de ingeniería sean superadas por los fenómenos meteorológicos. Solo de esta manera puede lograrse una verdadera mitigación de los riesgos de las inundaciones. Pero de ninguna manera se debe pensar que estas no van a volver a ocurrir. Se debe pensar en las obras civiles como la primera línea de defensa ante inundaciones, y como tal, deben ser conservadas, protegidas y soportadas por un plan en caso de que estas cedan.

 

En un contexto de cambio climático donde las estadísticas que permiten la predicción de precipitaciones son menos válidas, debe ponerse más énfasis en los planes de contingencia y las demás medidas llamadas no estructurales (es decir, que no implica obra civil).

 

17 de abril de 2013

 

Alejandro Nardin

 

Ing. en Recursos Hídricos

 

alejandronardin@gmail.com

 

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