En abril los argentinos alcanzaron un consumo de 60,7 kilos anuales, siete unidades más que durante el mínimo histórico de 2011; las ventas al exterior bajaron 27,7%.

 

El consumo de carne vacuna por habitante repuntó a 60,7 kilos anuales, lo que implica una suba de 8,3% frente al mismo período desde el año pasado. En los últimos meses este indicador comenzó a repuntar, luego de que en octubre de 2011 se registrara un mínimo histórico de 53,7 kg.

 

Los datos se desprenden de un informe de un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), que advirtió que la situación actual de la industria frigorífica es «francamente preocupante».

 

La entidad atribuyó esa situación al atraso cambiario, las retenciones, y la falta de controles en el mercado interno que incrementó la marginalidad de las operaciones, en tanto alertó que la producción nacional se vio sometida a una «continua pérdida de competitividad que la fue del mercado internacional».

 

El informe precisó las exportaciones se retrajeron 27,7% interanual, en tanto remarcó que el consumo interno absorbió en el primer cuatrimestre del año el 93,6% de la producción total; y es el segundo guarismo más elevado de los últimos 53 años.

 

En un análisis sobre el estado de la industria frigorífica, CICCRA señaló que a partir del último trimestre de 2005 el gobierno nacional implementó una política «claramente antiganadera», y dijo que una de las consecuencias más visibles es «la caída sistemática de las exportaciones cárnicas».

 

La entidad afirmó que «el atraso cambiario y las retenciones han hecho caer las exportaciones a niveles históricamente decepcionantes» y provocó «el cierre de 130 establecimientos industriales y el despido de 15.600 trabajadores».